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Contra el neo-social-liberalismo

27 junio, 2010 - Opinión

Cuando al ex presidente se le pregunta cómo armonizar competitividad y derechos sociales, sus ideas no se concretan. Y es que lo difícil es arriesgar propuestas alternativas, como una legislación internacional de mínimos, auspiciada por agencias de la ONU y vinculante para los Estados miembros

FRANCÍ XAVIER MUÑOZ SÁNCHEZ, La Estrella Digital

El discurso social-liberal de Felipe González no es nuevo aunque, últimamente, predomina la parte liberal. No se cansa de decir que los europeos tenemos que ser más competitivos y productivos para hacer frente a los países emergentes, donde unos salarios más bajos, menos derechos laborales y menos prestaciones sociales permiten esa pujanza económica que asusta a Europa.
Ahora bien, cuando al ex presidente se le pregunta cómo armonizar competitividad y derechos sociales, sus ideas no se concretan. Y es que lo difícil es arriesgar propuestas alternativas, como una legislación internacional de mínimos, auspiciada por agencias de la ONU y vinculante para los Estados miembros, en la que se acuerde, por ejemplo, un salario básico digno y unos aranceles que permitan competir en el mercado global, en igualdad de condiciones, a todos los Estados. Una legislación que imponga altas tasas a los productos y servicios que se obtienen con la especulación y la explotación laboral. Una legislación que no haga rentable la deslocalización de las empresas.

Las huelgas en China nos dan un punto de esperanza. El valor de los trabajadores chinos debería ser el principio del fin de este discurso neo-social-liberal que se empeña en decir que otro mundo no es posible.

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