Y en lugar de cambiar con audacia a un sistema basado en el desarrollo global sostenible, seguimos empeñados en que consuman más los que ya viven en el barrio próspero de la aldea global. Y los demás, a esperar -¿cuánto tiempo lo harán sin radicalizarse?- que caigan algunas migajas de las mesas de la abundancia...
31 marzo, 2010